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lunes, 2 de mayo de 2011

Antígona y Dragón

Se conocieron en un bar de mala muerte, donde ni ésta se hacía presente, los que entraban a ese lugar son aquellos que en cualquier cuchitril se sienten cómodos, o por lo menos se muestran tal como son. No tienen por qué esconderse y ni camuflarse aunque ni así dejan de estar expuestos a las miradas de los otros.
Parecía que iba a ser algo casual, pasajero. Pero ese compañero no era buen consejero. Las cervezas iban y venían. El bar, tomando otra forma dejaba de ser cuadrada y todos a él entraban. 
De negro, con cabellera larga, mirada perdida buscando encontrar a ese que sueños anteriores conoció; su espalda tocaba esa frialdad que recorría las paredes de ese lugar, frialdad que estaba presente desde hace un año ya, frialdad que en su aspecto reflejaba. ¿qué hacía ella ahí? solo fue a donde sus pies la llevaron; es una excusa ya había estado allí hace pocos días, regresó por que buscaba algo.


- te vi desde la otra mesa, eres hermosa. No pretendo incomodarte pero ¿puedo habar contigo?. Estoy harto de estar sentado y ebrio sin más que ver a mis amigos en ese estado, y tú estás aquí sola ya mucho tiempo, y tomé el valor para acercarme a ti. Observé tu entrada por esa puerta y no fue hasta ahora, el que mis pies me trajeron hasta aquí.


Ella no lo podía creer, toda es tarde se la había pasado viendo como sus amigos se besaban y peleaban en su delante. Sin poder opinar agarraba la cerveza y se la bebía hasta el fondo, pero siempre observando a esa puerta, buscando con los latidos de su corazón la misma sensación que en sus sueños encontró.


- Estudio en la Salesiana, Comunicación Social, tengo 21 años (no recuerdo su nombre), sabes eres hermosa, ¿tienes novio? el que esté contigo se sentirá afortunado, que bien que estudies lo mismo que yo. Escucho el jazz, el rock & roll, (y otros más que no recuerdo, dijo tantas cosas coherentes). También veo películas de cine independiente, me gustan las de Chaplin. Eres una persona muy interesante a parte de atractiva. 


Fue una conversación extensa, abarcaron muchos temas, pero ella debía decirle quien en realidad era. Parecía que él era el correcto, pero su corazón no sentía lo que en sus sueños. 


- ¿puedo probar tus labios? me acerqué a ti para hablarte, y conocerte. Pero mi finalidad es besarte, por que no he hecho esto con nadie, soy tímido en realidad y de pronto las cervezas que llevo en mi cabeza me hicieron hacer esto, venir y conversarte. Pero me atrajo tu belleza, y quiero saber como es ella.


Un ósculo apasionado le entregó él, su espíritu se quedó en los labios de ella, que tan solo se limitaba a seguir ese placer, el beso, eso que para muchos significa todo, para ella solo un beso. No quería atreverse a más con ese muchacho. Esa noche se cansó de ver que todos a su alrededor disfruten de ese tipo de afectos (besos, abrazos, mismos, piropos, sexo) y una Antígona (Afrodita) salió de su interior, miró a todos los hombres como objetos de satisfacción, pero ella no buscaba sexo, solo placer en sus labios. Todos se van a perder en los besos de Antígona (Afrodita).


- Quiero entenderte, ¿por qué lo hiciste? es un grave error, mi hermana está pasando por lo mismo y yo solo quiero entender por qué. Tu belleza está marcada, tú estás marcada. Y sí, me voy a alejar de ti sé que no me convienes, tener un hijo no está mal, pero a tu edad si lo es. No me hagas esto, no me hagas esto. Te conocí pero tengo que dejarte ir tan rápido como te vi venir. 


Ella lloró, no se avergüenza de tener un hijo, pero aceptar la verdad duele y mucho. Con sus dedos recogía las lágrimas que por sus mejillas rodaban. Ira, decepción, descontrol, desahogo sintió en aquel momento. La maldad se apoderó de sus siguientes actos. Iba a hacer lo que nunca antes hizo, despertó su libido para desfogar esa represión.
Su corazón latió como en sus sueños, por esa puerta entró al que ella muchas veces soñó. Alto, cabello largo, cubierto los ojos, una fuerte energía la envolvió. Pensó: - esto no puede estar pasando, Déjà vu, . Sentir que lo conocía era impresionante. Ése que entró no lo hizo solo, otros venían con él. Pero esa mirada estaba cubierta por unas gafas oscuras, ocultando en ellas al infierno mismo.


En la mesa de enfrente, se sentaron todos en círculo quedando a su vista dos. Pensaba entre sí: - él no se va a fijar en mi, ni siquiera debe estar mirándome como lo hago yo, si tan solo supiera cuál es su nombre. - Entre ellos circulaba la cocaína y fumaban marihuana, aspectos que desilusionó a Antígona (Afrodita), - él no es para mi, yo no soy adicta y tampoco quiero probar eso. - 


En ese cuchitril se hallan personas de toda calaña y maña, se dirigen a esos lugares para ocultar sus verdaderas intenciones, ¿qué tienen qué ocultar todos los que están ahí? por qué no son ellos mismos y se muestran tal cual son, pero omito decir que lo hacen por que eso está "prohibido" para el consumo legal, lo cual vendría a ser un acto ilegal que en los ojos de Antígona (Afrodita) se fueron a probar.


De los dos que ella observaba, el más astuto y veloz un gestó le hizo, y dijo: -salgamos- Antígona (Afrodita) sin pensar en esas consecuencias accedió, salió detrás de él y en la acera se preguntaron los nombres y él solo supo decir: - eres muy bonita- acto seguido un beso, él sostenía el rostro de Antígona (Afrodita) y posaba sus labios en los de ella. Él buscaba acción para toda la noche, y en la mente de Antígona (Afrodita) solo estaba la imagen de ese que su corazón reconoció. 


Se separaron después de eso, preguntó por ese de gafas oscuras, él supo decir como se llamaba y que era un adicto. Pero a ella no le importó su adicción, por que lo conocía. Tan solo buscaba acercarse a él, a ese ser enigmático que tras las gafas oscuras se ocultaba, a ese personaje que ama con locura. 
Regresaron al bar, él la llevaba de la mano, aunque Antígona (Afrodita) no quería que le observaran, ni el primero al que besó ni al que su corazón sintió, no era adecuado, supo en ese momento que había hecho mal. No esperó lo suficiente hasta que él entrara por la puerta donde ella miraba, no supo esperar y ahora pagará por ese error, y le va a costar lágrimas y no encontrará palabras adecuadas para justificar eso en un futuro.


Entraron, él sujetaba su mano; y fueron tan fuertes las miradas que la vergüenza se hizo presa de ella, no sabía en que se convirtió, habían miradas de criticas, envidia, comentarios que flotaban en ese aire envuelto de humo por los tabacos y porros que prendidos ahí volaban la mente de quien la respiraban, convirtiendo al olor en único para todos, el mismo perfume que los marca y se distingue entre esos lugares.


Todo indicaba que iba haber problema, por que ella le hizo sentar en la misma mesa donde el primero estaba, todos lo asumieron con calma. El primer chico se retiró a su lugar, a ese de donde salió. El segundo ocupó ese asiento, pero toda esa situación fue muy incómoda, Antígona (Afrodita) solo quería desaparecer, correr sin fin, huir por que no tenía cara para presentarse al que en sus sueños vio. Cerró sus ojos, pensando en que era todo un sueño, pero no; así que valiente por lo que hizo se presentó ante él y le preguntó su nombre, él en un tono seco respondió: - Dragón y ¿tú?, - Antígona (Afrodita), contestó emocionada; y con esas palabras despertó en ella la ilusión, la felicidad la armonía y a ese corazón que no deja de latir por Dragón.


Viernes 10 de diciembre de 2010 (primera parte)

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